Matagalpa impulsa alfabetización en comunidades rurales
Por Pedro Ortega Ramírez
Sentada en un pequeño banquito se encontraba Zayda Centeno Córdoba, muy
atenta y concentrada recibiendo las enseñanzas del Brigadista de la
Alfabetización. Con lápiz en mano y cartilla, Zayda se ha propuesto aprender a
leer y escribir, primero quiere graduarse de la escuela primaria, también
quiere continuar la secundaria y aprender computación, otro de sus grandes
sueños.
La vida de Zayda no ha sido fácil, con tan solo 16 años no ha podido acceder a la educación, esto por vivir en una comunidad alejada del municipio de San Ramón Matagalpa, porque sus padres se han dedicado al trabajo de la tierra y por no poder pagar las “cuotas” que obligaban el sistema anticristiano que impusieron los gobiernos neoliberales.
Cuando observa la entrada de las cámaras de video, fotográficas y la presencia de periodistas, toma aire, trata de ocultar su rostro con el libro de ejercicios y sigue deletreando las frases que segundos antes le corrigió el profesor, un joven de su misma edad que en actitud solidaria y profundamente cristiana, apoya la jornada de alfabetización impulsada por el Gobierno Sandinista, en aquellas zonas urbanas y rurales donde existen porcentajes de personas, como Sayda que aún no saben leer y escribir.
Zayda es parte del casi cinco por ciento de analfabetismo que registra el departamento de Matagalpa, zona del país donde más de 15 mil personas han logrado aprender a leer y escribir gracias a la Campaña Nacional de Alfabetización de Martí a Fidel impulsada por orientaciones del Presidente de la República, comandante Daniel Ortega Saavedra y la compañera Rosario Murillo, entre los años 2007 y 2010. En esta campaña se llevó la luz del saber a más de 500 mil nicaragüenses.
Actualmente el Gobierno Sandinista a través del MINED impulsa una campaña de alfabetización para reducir los bolsones de iletrados que aún existen en diversas zonas del país, principalmente en las comunidades rurales, como el caso de Zayda.
“No saber leer es como que uno este ciego”, dice Zayda, mientras repasaba una y otra vez los trazos de la Z, primera letra de su nombre, el cual ya puede escribir con alguna dificultad.
“He aprendido un poquito, ya puedo poner mi nombre, me siento feliz y orgullosa de estar aprendiendo (…) para mi tiene mucha importancia aprender a leer, porque así ya nadie me va a engañar”, reafirma esta muchacha de tez morena, la cual confiesa que desde que tiene uso de razón solo ha aprendido a cultivar la tierra y ordeñar vacas.
A estar alturas de la conversación Zayda ya no ocultaba su rostro con la portada del libro que tenía en sus manos, hablaba con mayor confianza y aseguraba que su meta es concluir la primera y estudiar computación.
“Antes me sentía ciega, porque no saber leer es como que uno este ciego, le enseñan un papel a uno y no sabe lo que dice, pero ya sabiendo leer es como que abrís tu vista, como que miras de nuevo”, dice Zayda, asegurando que sus padres por ser muy pobres no la enviaron al colegio, eran los tiempos de los gobiernos neoliberales, cuando esta joven cumplió la edad para acceder al nivel preescolar o primario, épocas donde el sistema público estaba privatizado.
“Me da pena cuando te dicen firme aquí y uno no puede, algunos azarean porque le dicen porque no estudio y no es porque uno no quiera, sino porque las madres no tienen las facilidades de mandarlos a clase, pero ahora va haber muchos cambios porque ya nadie me va engañar, ya cuando me diga firme aquí, ya voy a poder firmar porque ya voy a saber leer”, dice muy orgullosa esta joven campesina.
Leer es sinónimo de libertad
A pocos kilómetros del barrio Ramón García de San Ramón, se encuentra la comunidad del Trentino, donde otro grupo de jóvenes, adultos y ancianos también han decidido aprender a leer y escribir, entre estos la señora Mercedes López Mercado, de 59 años, quien considera que ha tomado un paso brillante en su vida.
Doña Mercedes recibía las clases del adolescente Jorge Granados de 14 años, estudiante del tercer año de secundaria del Instituto Nacional de San Ramón.
Esta señora durante el día realiza sus labores domesticas, pero en punto de las cinco, después de atender a su esposo que trabaja la tierra y dejar lista la cena para sus hijos y nietos, toma su lápiz, cartilla y libro de ejercicios, para enrumbarse hacia el colegio rural, donde otros seis compañeros han decidido aprender a leer.
“Ya me voy a sentir mejor, porque ya me voy a sentir con más libertad mi mente, porque digo yo, si estoy aburrida en mi casa, pero sabiendo leer, yo puedo estar escudriñando la Biblia y eso es lo que más me motiva. Al saber leer puedo llevarme la Biblia a la iglesia y voy a poder leerla y para mí eso es importante”, refleja Mercedita.
Doña Mercedes se motivo a asistir a las clases porque como todo evangélico, quiere leer la Biblia y también porque está convencida que aprender significa tener “libertad” de pensamiento.
Otra razón de peso para que doña Mercedes se haya inscrito en la escuela de alfabetización, es porque quiere aprender a poner su nombre y poder ayudarle en las tareas a sus más de 15 nietos, que han engendrado sus 8 hijos.
Gracias por ayudar a la juventud
Aníbal García Sánchez de 28 años, es compañero de clases de doña Mercedes y lo primero que hizo al solicitarle su atención, fue brindar agradecimiento al Presidente Daniel Ortega Saavedra, por darle la oportunidad de estudiar, un sueño que le fue postergado por haberse creado en el campo y no contar con recursos económicos.
“Crecí trabajando en el campo, no tuve mucho lugar para estudiar. Yo siempre he querido estudiar pero no pude…me gusta venir a la escuela y no pierdo la esperanza de seguir estudiando, eso es lo que he querido todo el tiempo”, afirma con mucha seguridad este joven.
“Estoy aprendiendo para que nadie me engañe y pueda escribir mi nombre…El presidente Daniel Ortega está haciendo bien con los jóvenes, con la gente, con las personas que no han podido estudiar y está bien que esté haciendo esto”, reiteró el muchacho.
Jorge Granados Sánchez, se involucró en esta jornada solidaria, porque sabe que solamente con educación los pueblos pueden desarrollarse y tanto quiere a su tierra que le vio nacer, que está ayudando para borrar el analfabetismo de sus vecinos.
“Es una experiencia muy bonita, nos sentimos alegres y me anima participar, porque ellos, igual que nosotros tenemos un derecho a estudiar. La pobreza se combate con educación y si queremos mejorar nuestras comunidades tenemos que acceder a la educación y eso es lo que hace este gobierno del comandante Daniel y eso me gusta como joven”, opina Jorge, quien se involucró, a través de la Juventud Sandinista de San Ramón Matagalpa.
En este municipio existen 23 puntos de alfabetización, donde asisten 103 personas que desean aprender a leer y escribir gracias al método cubano Yo, Si Puedo. Las clases son brindadas por 40 compañeros, entre su mayoría jovencitos que estudian secundaria. En San Ramón Matagalpa han sido alfabetizados en los últimos años unos 4 mil nicaragüenses. La población estudiantil es de 11 mil jóvenes, de estos siete mil están en el nivel primario, otros 3 mil en secundaria y un poco más de mil en educación preescolar.
La compañera Isaura Chavarría Salgado, delegada del MINED en Matagalpa, estima que un cinco por ciento del total de la población departamental, aún no saben leer y escribir, por lo que esta Campaña de Alfabetización apunta a reducir esa brecha.
“Asumimos la misión que nos encomendó el comandante Daniel, sabemos que es un reto que se nos encomienda a toda la militancia del FSLN, a la juventud, a todas las instituciones y hemos estado articulando esfuerzos en cada uno de los municipios, porque el objetivo es reducir a cero el analfabetismo”, dice Chavarría.
En el departamento de Matagalpa se está trabajando en 410 puntos de alfabetización, en el que asisten mil 215 personas, datos que se irán incrementando en la medida que la campaña avance en aquellas zonas donde se captan ciudadanos iletrados.
“Y también enséñenles a leer” fue la orientación del comandante Carlos Fonseca Amador, Padre de la Revolución Sandinista, la cual ha sido recogida por el comandante Daniel Ortega Saavedra, la compañera Rosario Murillo y decenas de miles de militantes sandinistas y nicaragüenses que están trabajando por una Nicaragua sin iletrados, por un país mejor.
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